martes, 26 de abril de 2016










Por muchos años he coleccionado
poemas y canciones;
los guardo en un librero del corazón 
…siempre abierto a las visitas.














domingo, 28 de febrero de 2016

Amén





Señor, llena el vaso aciago
de la memoria
que no haya duda de lo que ayer fui,
que no falte el pan en la mesa
ni la risa de una mujer
en mi cama.


Señor, sacude el árbol de mi espíritu
para que puedan caer los frutos
de la fe,
que tu palabra sea hoy
esa misa de domingo.


Dame la paz de otros labios
y un cuerpo de mujer
para abrevar en ella tu gloria
y así, bendecir tu nombre
todas las noches.


Señor, acicala de espejismos
mi alma y aleja de mí
las nuevas cofradías
que piden venganza en tu nombre.


Y haré una oración todos los días
por las caricias y los besos,
que murieron en batalla.







Pedazos de estrellas








Media cuartilla de palabras ─pensé─, tan sólo unas cuantas antes de dormir, un puñado de palabras amarradas una con otra a los trascabos de la sinrazón y los cordones humeantes del recuerdo. Total, ¿qué haría yo sin esta botella de oporto entre las manos y tu ausencia?

¿Qué haría yo, sin esta terquedad que tengo para entretejer imágenes de lo absurdo y hacer llagas del momento?

El poema se va construyendo entre sorbos de vino y retazos de tiempo. Afuera, la nostalgia aúlla como un lobo en acecho y el cielo se rompe una vez más en girones.

En esta ocasión, me dio por hacer versos como un loco a media noche, di saltos mortales entre mi cama y el recuerdo de unos ojos y mi boca, irremediablemente, eructó pedazos de estrellas.









miércoles, 7 de octubre de 2015

Carretera









En esta fría carretera
que a veces se pierde
entre hondonadas verdes
y hechizadas colinas.

Busco inútilmente
los letreros
que me lleven hacia ti.

Naufrago
en una serpiente de asfalto
con olanes en bruma.

Sólo yo
en el torpor del volante
sé... lo que duele tu ausencia.









Mi casa






Mi casa huele a pan
por las mañanas
y a cálida marisma
en ciertas horas del día.

Huele a nostalgia
cuando está vacía
sin amor, sin caricias.

Mi casa tiene
habitaciones y pasillos
que la felicidad
anegó con risas de niños.

No hay chimenea
pero sus paredes guardan
el calor que dejaron
interminables fiestas de enanos.

Mi casa es firme roca
y elegante árbol de araucaria.

Tiene en lo más alto copas
repletas de verde ilusión
y nidos:

donde aves de nuevo plumaje
sacuden sus alas
...esperando echarse a volar.








Escritor de fantasías








¿Quién dicta mis palabras
y argumentos
en este lago solitario
de la creación?

Las voces van tomando su sitio
mientras escucho el teclear
de la vieja Rémington.

¿Qué silencio hay en esta mesa,
donde mis personajes saltan
vestidos de turistas
a observar lo que escribo?

El día transcurre perezoso,
entre líneas y cigarros
entre frases y suspiros.

Algunas hojas surcan el aire
como apretadas bolas de nieve
o van directo al cesto de basura.

Mientras mis dedos apabullan si cesar
la pesada máquina en danza siniestra,
donde hay blancos rincones aleteando
y palabras necias, aún sin estrenar.









lunes, 13 de julio de 2015

Bodegón








Mi madre siempre supo
remover las frutas amargas
de mi infancia con una sonrisa.

Me miraba callada y triste
mientras adornaba
con uvas y peras brillantes
el platón de la mesa.

Alguna que otra manzana
para calmar mi hambre
de palabras.

Una que otra risa
...y rodaba de sus manos
una caricia.

Sin pretenderlo
daba aromas y colores nuevos
a mis fantasías de niño.

Cambiaba las manzanas
por una rebanada de sandía
...y el mantel de mi infancia
estaba nuevamente completo.